Encuentra la diferencia

Realmente, a simple vista, no hay diferencias entre una foto y otra, aparte de las “bajas” que se han producido entre una actuación y otra pero... al menos yo sí he apreciado diferencias llamémoslas de sentimiento.

Esta foto corresponde a la actuación del “Día internacional de la danza” que se celebró en Gavà el día 19 de abril, y al que la asociación “Amics de la dansa” nos invitó a participar.

Esta otra es de la actuación del día 3 de mayo, dentro de los actos de la Fira medieval de Ciutadilla.

No voy a relatar las actuaciones, de eso ya se han encargado Amina y Shahlaa, muy bien por cierto, lo mío sólo trata de reflejar sentimientos, quizá demasiado personales, quizá no. Vamos a ello.

La canción es la misma en las dos actuaciones, la improvisación similar pero algo cambia, al menos para mí, entre una y otra. Y se llama “espíritu tribal”, eso que no se ve ni se toca pero se siente dentro y te hace sentir distinto. En una está al cien por cien y en la otra se queda a la mitad.. donde está Wally?

En Gavà nos reunimos en la plaza donde estaba el escenario de la actuación viniendo cada una como pudo, yo desde casa, otras desde casa de Shahlaa, otras llegaron corriendo (y se fueron corriendo nada más acabar), en fin un poco caos todo, aunque eso no es novedad, somos las caóticas Apsaras – Zaghareets!!! Pero eso, unido a que ya estábamos a medio vestir, a que nos maquillamos más mal que bien, a que los nervios (para variar) nos hicieron poner de los idems a nuestra pobre profe (jeje, creí que iba a soltar una torta en un momento dado... uf!) nos hizo salir a escena así, tal cual, sin disfrutar de la previa, como dicen en fútbol, sin hacer piña, sin llamar al espíritu de la danza para que nos acompañara. Y eso se nota cuando bailas, quizá no lo note la gente que te ve, pero nosotras sí, porque cuando nos bajamos del escenario ninguna estaba contenta con lo que hizo, cosa que normalmente y todo y que somos nuestras peores críticas (afortunadamente) sí ocurre, pues nos damos cuenta de los fallos pero disfrutamos sin más. Todo era un “me equivoqué aquí, allá, me temblaron las piernas, me quedé en blanco...”, además el que Sahar, Brighid y Amina se fueran volando como si tuvieran un cohete en el trasero rompió el encanto de bailar todas juntas demasiado pronto.

Ojo, con todo esto no quiero decir que no me lo pasara bien actuando, que no fuera especial como siempre estar allí arriba con esta troupe de loquillas encantadoras... pero menos...

En Ciutadilla fue distinto, gracias a los tíos de Zaib tuvimos un lugar perfecto para ir encontrando el espíritu tribal, para poder hacer despliegue a troche y moche de las Apsaras en estado puro. No faltaron los momentos previos a la actuación, esos en los que desplegamos por doquier faldas, sujetadores, flores, pompones, collares, pinturas de guerra y un sinfín de cosas que salen de nuestras maletas: Aisha con su supermaletón cargado con nada más y nada menos que tres cinturones tribaleros, para poder elegir, Amina haciéndonos esos dibujitos tribales en la cara que tan bien hace, aunque borre más que escriba y tenga memoria de pez, Shahlaa repasando los pasos mientras se viste, coordinando sin parar a esta panda de bandidas, Zaib va y viene a medio vestir, cargada de un millón de collares y pendientes que parece que vaya a montar una paradita en el mercado medieval, Awatef con ese humor suyo tan genial y pintándose a una mano en un espejo superpequeño (qué envidiaa!!), y esas pequeñas cosas que se producen entonces, del estilo “píntame un poco que a tí se te da mejor”, “se me cae el cinturón, que me lo aprietas??”, “joder, qué barrigón tengo hoy uf!!”.... y luego ese pequeño momento de “no me acuerdo del paso aquel, sí ese que hace así rasss pum ñecñec o algo parecido!!” o esos “... no irás a hacer ese paso verdad?? porfa NOOOO que no me saleeee!!” que ponen al borde de un ataque de nervios a nuestra querida profe.

Todo eso que, escrito así, te da ganas de salir corriendo, para mí es lo que hace que me vaya metiendo en harina, relajándome y llenándome de lo que hay a mi alrededor, y luego salir a escena de mejor rollo...

No sé que pensará el resto pero al menos en mi caso me hizo sentirme mucho más cómoda y bailar mejor (dentro de lo que cabe ejem). Además, el poder pasear luego vestidas de tribaleras por todo el pueblo, entre la gente, sin que nos miraran raro, sin sentirnos raras (como dijo mi querida Amina) le puso la guinda al pastel, la subida al castillo tragando polvo y limpiando el camino con nuestras megafaldas tampoco estuvo mal, el que la gente nos felicitara por nuestra actuación, las miradas de los peques y grandes a nuestros atuendos.... GUAY!!

Espíritu tribalero, de la forma que sea no nos abandones nunca, eres la magia de la danza y de nuestra troupe!!